Decía el escritor Fernando Peña Charlón el pasado y fatídico 11 de marzo en su columna de prensa que "una sociedad en la que se desahucia a una anciana porque adeuda 39 euros (...), una sociedad que se ceba de tal manera con los débiles, es una sociedad enferma. Y algo esquizofrénica. Hay quienes se libran de la cárcel a cambio de costosísimas minutas de su gabinete de abogados. Hay mafiosos que salen por la tele, sueltan alguna frase (...) que hace reír al respetable y siguen tan campantes. Hay tramas inmobiliarias (...), flujos y reflujos de euros sucios de Poder, manchados de especulación, ebrios de impunidad. Cada día más, el ciudadano de a pie tiene la sensación de desamparo frente a los poderes fácticos, que pueden haber cambiado de modales, incluso de rostro, pero que en el fondo son los mismos de siempre. Indefenso, el ciudadano asiste a todo esto con las manos atadas, sin saber muy bien qué hacer, tragándose la pildorita azul de los eslóganes electorales, la pildorita roja de las armas de destrucción masiva, la pildorita verde del merecemos una España mejor. (...) Parece bien sencillo: la azul, la roja y la verde. Y vuelta a empezar. Azul gaviota, roja adormidera, verde desesperanza.
(...) Lo único que importa es que, por 39 euros, uno puede acabar debajo de un puente, o dentro de una celda, o criando malvas. Mientras que, si son tres millones, las puertas del derecho se abren y uno se cuela por las grietas del Estado, se pierde en vericuetos dilatorios, se sigue inflando los bolsillos.
Juntos vamos a más, sí, pero no se sabe muy bien hacia dónde conduce este camino amplio del progreso cuando en la cuneta se quedan como trastos viejos, inservibles, tantos y tantos. (...) Y el problema es que esto no se soluciona con un cambio de gobierno, porque los que están detrás y mueven los sutiles hilos de nuestras vidas, esos no cambian nunca. Son quienes, año tras año, anuncian pingües beneficios en sus negocios (bancos, empresas multinacionales, cosas). Los que se gastan 39 euros en un puro y se lo fuman, con los dientes bien apretados, ante el personal. Con un par. El amor -la solidaridad- se queda en el agua de borrajas de esta columna pesimista y tan triste que me ha salido hoy."
Decía todo esto en su columna del 11 de marzo y a uno se le quitaban al instante las ganas de todo, la verdad. Da igual que seamos asquerosamente conscientes de todo ello. La maquinaria ha estado siempre bien engrasada, así que dentro de diez minutos se te habrá pasado el efecto. Volverás a zambullirte en la realidad narcótica, en el Mundo Feliz. Él te hará creer que es mejor no pensarlo mucho. La maraña está bien tejida, no te preocupes.
O quizá simplemente decidirás que es mejor seguir viviendo aunque sea por inercia antes que desesperarte por toda la miseria que subyace a todo esto, la miseria cotidiana.
Daría lo que tengo porque no hubiera ganado el PSOE, porque el PP siguiera engañándonos y dictando al antojo de Aznar en la sombra (como Felipe ha hecho y hace con los socialistas). Daría lo que tengo porque no pasara lo que pasó y yo siguiera quejándome amargamente del
pensamiento pusilánime de la mayoría obrera española.
Pero ya nada se puede hacer, y otra etapa se abre ante nosotros en
esta España. Etapa dura donde las haya, con una incertidumbre que yo
antes no conocía. Confieso que fue grande la sensación de desconfianza
con que acogí el relevo de poder cuando el Partido Popular ganó las
elecciones; sin embargo, no es igual en esta ocasión. Los recientes
asesinatos que se han producido han conmocionado a los españoles y han
influido en nuestra democrática elección, lo queramos o no. El reto en
política de seguridad al que se enfrenta J. L. Rodríguez Zapatero es
sin duda la prueba que va a medir su capacidad, además de los cambios
en política social y de la vivienda, por no hablar de la más que
previsible incertidumbre económica de los mercados.
Estoy seguro de que si no hubiera pasado lo que pasó en los trenes
nada hubiera cambiado el color de las encuestas; ni el esquilmamiento
del patrimonio público, ni los empleos basura, ni el precio de la
vivienda, ni el deterioro de la escuela pública, ni el indulto a un
juez acusado de prevaricación, ni la guerra, ni el Prestige, ni el
mantenimiento de Urdaci, condenado por manipulación al frente de los
informativos de TVE, ni el golpe de estado en la Comunidad de Madrid,
ni los actos electorales del PP pagados con dinero público, ni la
brutal y manipuladora propaganda gubernamental, ni la desautorización
del Tribunal Anticorrupción, ni Ana Palacio, ni Cascos, ni Trillo, ni Zaplana, ni nada. ¿A qué esperaba la gente para hacer el cambio?¿De verdad tenía que pasar lo que ha pasado?.
Estas son la clase de cosas que nos han hecho débiles ante el
terrorismo y ante muchas otras amenazas: la calidad del pensamiento
democrático de España y la calidad y madurez de la Democracia misma.
Si se hubiera impuesto el sentir de la mayoría y no hubiéramos
participado en la guerra, seguramente no estaríamos donde estamos. Mi
mayor temor acerca de la guerra se ha hecho realidad, tener la guerra
en casa, y me quedo perplejo al escuchar a la gente en la
manifestación gritando ...¡queremos saber antes del domingo!. Yo
creía que a la mayoría no le iba a influir el apoyo español a EEUU
en una guerra injusta a la hora de votar, porque no se daban cuenta de
los riesgos del mismo; pero resulta que aun teniendo delante de ellos
la más horrible consecuencia de la guerra, estaban dispuestos a
perdonar si el atentado finalmente se podía atribuir a ETA, y
continuar obviando los riesgos de la participación en un conflicto que
solo podía poner en peligro a los españoles.
Y sí, la madurez de nuestra Democracia deja mucho que desear; yo nunca
me he considerado un patriota, y siempre vi a España más como tutora
impuesta que como madre amante; pero hoy me siento patrio, y siento
que los horribles asesinatos del jueves son un acto de guerra contra
civiles españoles por ese mismo motivo, por ser españoles; y quiero de
la Democracia algo más que palabras vacías como ... al final
ganaremos..., no nos van a doblegar..., no cederemos... y demás
arengas. ¿Cuántas veces he escuchado esto mismo tras algún atentado de
ETA? ¿Cuántos atentados más debemos sufrir hasta que se produzca ese
final victorioso? ¿En qué consuela todo eso a las familias ya
perdidas?. La Democracia es la fuerza de la unión y el pensamiento
común, y yo le exijo a la Democracia mi derecho a la vida y a la
legítima defensa, y le exijo que haga lo necesario para no verse
mancillada una y otra vez cuando los que no la respetan, se escudan en
ella arguyendo derechos de todo ser humano que antes se encargaron de
pisotear. Y lo que haya que hacer habrá que decidirlo entre todos;
pero por favor, no seamos hipócritas y defendamos algún ideal; porque
la inmadurez de nuestra Democracia hace que en vez de tener partidos
políticos con ideologías más o menos progresistas, que lleven a cabo
políticas basadas en las mismas, tengamos partidos que intentan
complacer a cada grupo de opinión por pequeño que sea, porque saben
que en cuanto desoigan a alguno de ellos, el resto de partidos se
alinearán tachándolos de lo que haga falta; de manera que muchas veces
realizan políticas encubiertas, sean buenas o malas, haciendo un flaco
favor a esa Democracia a la que tanto aluden.
Daría todo lo que tengo porque el PP siguiera gobernando hoy y todo
fuera como hace dos semanas. Pero no es así, y lo que nos queda es lo
que hay. Y lo que hay es Zapatero, al que yo personalmente he votado y
del que no espero sentirme orgulloso, sólo menos crispado.
Las elecciones han concluido y ya tenemos un vencedor. La verdad es que los resultados son sorprendentes. Yo al menos no esperaba un vuelco tan significativo en la tendencia de los últimos años, y creo que pocos lo hacían. No es mi partido favorito (ninguno lo es), pero eso es lo de menos. La victoria del PSOE ha sido conseguida democráticamente, y por tanto me parece bien. Considero que hay que dejarles hacer. Puede que un cambio sea positivo, no lo sé. Ocupar demasiado tiempo el poder deteriora la calidad de gobierno, eso está claro, pero queda por ver si Zapatero y compañía son capaces de mejorar las cosas. Supongo que es lo que tiene la simpleza del hombre. Nunca dejamos de tropezar con la misma piedra, y aun así un poco de aire fresco consigue devolvernos la esperanza por algo mejor. Sólo espero que al menos nos dejen mejor sabor de boca que sus predecesores de partido.
Siguiendo con este breve análisis, lo que no me parece tan bien es el peso que se concede a los nacionalismos con esta ley electoral, a todas luces injusto. Que IU obtenga 1.269.532 votos y 5 escaños y CiU 829.046 votos y 10 escaños, no me entra en la cabeza. Estamos atados de pies y manos con este sistema. Ahora pasará lo de siempre, que habrá que pactar con intereses nacionalistas locales para poder gobernar con tranquilidad, y eso supondrá unos réditos que cada vez son más escandalosos y más bochornosos, y que acrecientan las desigualdades entre autonomías.
Estuve en la manifestación del día 12 en Madrid. Me gustaron muchas cosas desde el punto de vista general: 11 millones de españoles en la calle denunciando la barbarie, la aflicción profunda de la gran mayoría de los presentes, los silencios, las velas, familias enteras en duelo, el silencio...; no me gustó mucho de lo particular que presencié y padecí: gente que iba de verbena, cháchara irrespetuosa y trivial en voz alta, risas, carcajadas, mala educación, cánticos absurdos con la inevitable liturgia futbolística que domina a buena parte de nuestra sociedad, postulados radicales, soflamas trasnochadas y absurdas, niñatos fumando porros entre la gente porque les habían cerrado los bares y no tenían nada mejor que hacer que soliviantar una simple y efímera conciencia social guiándose por el rito de grupo...
Fue una jornada memorable por su significado y gracias a la mayor parte de quienes nos manifestamos por un motivo, pero no se pudo evitar que la pandereta saliera a la calle una vez más. No fueron mayoría, pero fueron muchos, los suficientes como para deslucir significativamente un acto de profundo duelo que exigía ese mismo duelo.
No podía ser de otra manera. Detienen a cinco personas, probablemente relacionadas con el terrorismo islámico, y ya tenemos la excusa perfecta para que los cuatro descerebrados de siempre den rienda suelta a su rencor irracional, ese que no entiende de rigor alguno y que se guarda como la hiel.
Ya lo decía un amigo ayer: "ojalá estuvieran callados todos unos días y respetaran la situación". Qué lástima, no ha sido posible. Otra vez el idealismo de mínimos por los suelos. En una sociedad como la nuestra parece cada vez más complicado el mantenimiento del respeto más elemental.
Volvía a casa en coche, oigo la noticia y, poco después, me entero de que hay manifestaciones para exigir una serie de trivialidades absurdas que logran dejarme atónito. Para empezar, quienes se reúnen dicen querer saber la verdad antes de votar, como si ellos supieran a ciencia cierta que esta es conocida, como si se pudiera exigir cualquier tipo de certeza en estos momentos, como si alguno de ellos fuera a votar al PP. Es increíble. Llaman terrorista y fascista a Aznar, alegremente, insultar con esta gravedad es ya una constante comúnmente aceptada en nuestra sociedad. Además supongo que pretenden justificar el atentado del 11-M a través de la intervención de España en la, por otro lado, repudiable guerra de Iraq. Al Qaeda ha atentado en muchos países, y gran parte de ellos condenaron esa intervención. El pueblo español rechazó nuestra participación en la guerra en un 90%, y ese mismo pueblo ha sido quien ha padecido el atentado en primera persona, no el Gobierno. El terrorismo no entiende de apoyos ni de política, el terrorismo es terrorismo, a ver cuándo nos enteramos y dejamos de jugar con una basura ideológica que ya empieza a ser repugnante, la verdad. Y, sobre todo, a ver cuándo diablos empezamos a ser capaces de tener un mínimo de educación y de respeto. Estoy harto de tanta pandereta.
¿Sabe alguien algo a ciencia cierta como para abrir la boca con tan asquerosa impunidad cuando ni siquiera los muertos están enterrados?
Unas líneas de homenaje a Ricardo Ortega, otro periodista que muere en el desempeño de una arriesgada, loable y a menudo infravalorada labor profesional. En el caso de Ricardo me ha dolido un poco más si cabe por la rigurosidad que a mi juicio mostraba a la hora de ofrecer la noticia al espectador. No una simple trascripción de los argumentos oficiales, casi siempre manipulados vergonzosamente, sino una visión más profunda y comprometida con la verdad, como han subrayado acertadamente sus compañeros de Antena 3:
"Esperabas conocer la versión oficial, para ponerla en duda. Y así alimentabas un periodismo comprometido, crítico, certero, irónico, implacable, genial. Como reportero de guerra sólo cometió una imprudencia: se acercó a la verdad. Valiente como pocos, se atrevió a mostrarla. En las trincheras fue precavido. Quería vivir para seguir contando lo que otros no quieren oir."
Sería deseable que hubiera muchos más casos de periodistas que intentan acercarse a la verdad desde vertientes de la noticia no intoxicadas, teniendo en cuenta los tiempos de creciente manipulación informativa que padecemos. Por esa sana ironía en sus crónicas, por un trabajo bien desempeñado y su dedicación, merece mi homenaje y mi aplauso, como tantos otros periodistas "de raza".
Esta mañana he escuchado anonadado en una emisora de radio que dos de los actores del Un, dos, tres, los que interpretaban a los personajes de 'Tati' y 'Quieti', han sido obligados a dejar de trabajar en el programa simplemente porque padecen un síndrome llamado Acondroplasia. Resulta que la semana pasada la Fundación ALPE Acondroplasia se quejó porque consideraba una burla y una vejación los 'sketches' en los que participaban estos dos actores que, para que nos entendamos, son "enanos". Además decían considerar que esas actuaciones son irrespetuosas con los enfermos de este síndrome.
Una vez retirados estos personajes del programa, me entero de que Carmen Alonso, coordinadora de la Fundación, ha comentado que se trata de un paso para que la acondroplasia no sea la única discapacidad que produce risa. O sea, que no le importa que haya otras, mientras la suya no sea la única. Perfecto razonamiento, y harto integrador. Por si fuera poco, la Fundación informó que pedirá, entre otras cosas. que el director del programa, Chicho Ibáñez Serrador, sea condenado "a realizar trabajo social con discapacitados, a ser posible acondroplásicos, para ayudarle a despertar su nula sensibilidad con los graves problemas de este colectivo". Y se queda tan ancha.
Entre tanto, uno de los actores ha dicho lo siguiente: "nos están privando de una carrera para la que nos hemos preparado. Estoy muy a gusto con lo que hago. Nos quieren quitar el pan de la boca porque nosotros dependemos de esto para vivir. Quieren discriminarnos. Me tienen que medir por mi capacidad artística y no por mi estatura. En el programa no hay ningún tipo de vejaciones y nos aprecian mucho". Chicho Ibáñez Serrador ha añadido que: "todos en televisión estamos sorprendidos y dolidos por esta decisión". (...) He retirado a estos dos actores del programa, pero no les he echado porque no tengo corazón para echar a dos personas porque son más bajas que las otras. Tienen un contrato igual al de otros actores. No les vemos como seres pequeños, sino unos compañeros más.".
Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero yo conozco amigos que me hablan de verdaderas barbaridades acerca de ciertas asociaciones, fundaciones, ONGs y demás organizaciones de corte similar, que utilizan el pretexto de la discriminación para sacar réditos a todos los niveles, incluido el económico, sin el menor rubor, y jugando para ello con la buena intención de mucha gente, lo cual es otra muestra de una barbaridad humana que a menudo no parece conocer límites éticos de ningún tipo. Por no hablar, sencillamente, de lo estúpida que puede ser en ocasiones la gente, sin más.
Acabaremos como los norteamericanos, a pleitos ridículos por causas ridículas.
Decía el escritor Fernando Peña Charlón el pasado y fatídico 11 de marzo en su columna de prensa que "una sociedad en la que se desahucia a una anciana porque adeuda 39 euros (...), una sociedad que se ceba de tal manera con los débiles, es una sociedad enferma. Y algo esquizofrénica. Hay quienes se libran de la cárcel a cambio de costosísimas minutas de su gabinete de abogados. Hay mafiosos que salen por la tele, sueltan alguna frase (...) que hace reír al respetable y siguen tan campantes. Hay tramas inmobiliarias (...), flujos y reflujos de euros sucios de Poder, manchados de especulación, ebrios de impunidad. Cada día más, el ciudadano de a pie tiene la sensación de desamparo frente a los poderes fácticos, que pueden haber cambiado de modales, incluso de rostro, pero que en el fondo son los mismos de siempre. Indefenso, el ciudadano asiste a todo esto con las manos atadas, sin saber muy bien qué hacer, tragándose la pildorita azul de los eslóganes electorales, la pildorita roja de las armas de destrucción masiva, la pildorita verde del merecemos una España mejor. (...) Parece bien sencillo: la azul, la roja y la verde. Y vuelta a empezar. Azul gaviota, roja adormidera, verde desesperanza.
Daría lo que tengo porque no hubiera ganado el PSOE, porque el PP siguiera engañándonos y dictando al antojo de Aznar en la sombra (como Felipe ha hecho y hace con los socialistas). Daría lo que tengo porque no pasara lo que pasó y yo siguiera quejándome amargamente del
pensamiento pusilánime de la mayoría obrera española.
Las elecciones han concluido y ya tenemos un vencedor. La verdad es que los resultados son sorprendentes. Yo al menos no esperaba un vuelco tan significativo en la tendencia de los últimos años, y creo que pocos lo hacían. No es mi partido favorito (ninguno lo es), pero eso es lo de menos. La victoria del PSOE ha sido conseguida democráticamente, y por tanto me parece bien. Considero que hay que dejarles hacer. Puede que un cambio sea positivo, no lo sé. Ocupar demasiado tiempo el poder deteriora la calidad de gobierno, eso está claro, pero queda por ver si Zapatero y compañía son capaces de mejorar las cosas. Supongo que es lo que tiene la simpleza del hombre. Nunca dejamos de tropezar con la misma piedra, y aun así un poco de aire fresco consigue devolvernos la esperanza por algo mejor. Sólo espero que al menos nos dejen mejor sabor de boca que sus predecesores de partido.
Estuve en la manifestación del día 12 en Madrid. Me gustaron muchas cosas desde el punto de vista general: 11 millones de españoles en la calle denunciando la barbarie, la aflicción profunda de la gran mayoría de los presentes, los silencios, las velas, familias enteras en duelo, el silencio...; no me gustó mucho de lo particular que presencié y padecí: gente que iba de verbena, cháchara irrespetuosa y trivial en voz alta, risas, carcajadas, mala educación, cánticos absurdos con la inevitable liturgia futbolística que domina a buena parte de nuestra sociedad, postulados radicales, soflamas trasnochadas y absurdas, niñatos fumando porros entre la gente porque les habían cerrado los bares y no tenían nada mejor que hacer que soliviantar una simple y efímera conciencia social guiándose por el rito de grupo...
No podía ser de otra manera. Detienen a cinco personas, probablemente relacionadas con el terrorismo islámico, y ya tenemos la excusa perfecta para que los cuatro descerebrados de siempre den rienda suelta a su rencor irracional, ese que no entiende de rigor alguno y que se guarda como la hiel. 
Unas líneas de homenaje a Ricardo Ortega, otro periodista que muere en el desempeño de una arriesgada, loable y a menudo infravalorada labor profesional. En el caso de Ricardo me ha dolido un poco más si cabe por la rigurosidad que a mi juicio mostraba a la hora de ofrecer la noticia al espectador. No una simple trascripción de los argumentos oficiales, casi siempre manipulados vergonzosamente, sino una visión más profunda y comprometida con la verdad, como han subrayado acertadamente sus compañeros de Antena 3:
Esta mañana he escuchado anonadado en una emisora de radio que dos de los actores del Un, dos, tres, los que interpretaban a los personajes de 'Tati' y 'Quieti', han sido obligados a dejar de trabajar en el programa simplemente porque padecen un síndrome llamado Acondroplasia. Resulta que la semana pasada la Fundación ALPE Acondroplasia se quejó porque consideraba una burla y una vejación los 'sketches' en los que participaban estos dos actores que, para que nos entendamos, son "enanos". Además decían considerar que esas actuaciones son irrespetuosas con los enfermos de este síndrome.
