No he podido disfrutar de mucho tiempo de tregua antes de volver a sorprenderme con una nueva iniciativa gubernamental chachipiruli de fomento de esa extraña idea de "igualdad" que sólo unos pocos privilegiados parecen entender. Tras conocerla, compruebo con angustia que se sigue tanteando a ciegas por un sendero mezcla de absurdo, incapacidad y, sobre todo, demagogia bochornosa.
Resulta que ahora se pretende financiar con los Presupuestos del Estado la práctica de la religión islámica en España. Lo que nos faltaba. Además se establecen clases de Corán en los colegios y se facilita el acceso a la televisión pública a los grupos islámicos para que emitan programas religiosos.
Todo esto en un estado laico, en que ni siquiera la religión católica debería estar ya a estas alturas subvencionada por las arcas públicas. Por si no teníamos suficiente, ahora tendremos que subvencionar a una religión importada que nada tiene que ver con nosotros. Supongo que el siguiente paso de nuestro benefactor talante será incluir el hinduísmo, el budísmo, la cienciología, el taoísmo (no nos olvidemos de la considerable comunidad china que reside en nuestro país) y, ya que estamos, las creencias de Sánchez Dragó, por qué no. Que no se diga.
Si alguien quiere seguir una religión me parece estupendo, pero dentro de un estado laico deberían ser los propios interesados quienes administraran y gestionaran esta actividad, y no toda la sociedad, ateos y agnósticos incluidos, que no tienen por qué pagar los gustos de un grupo concreto de cuidadanos. En esto sí debería poner orden e intentar ser justo el gobierno, y no en ejercicios de populismo lamentable, como hace. Simplemente se trata de cumplir lo que dicta la Constitución. En Francia se ha cogido el toro por los cuernos. Aquí eso no ocurrirá. Sería impopular, y estamos de "buen rollito narcótico". Mejor subvencionar credos, que es toda una evolución social.
La buena disposición tiene dos problemas fundamentales: que no tiene por qué ser siempre justa (en el caso del equipo actual de gobierno no sólo está siendo absolutamente injusta en buena parte de las propuestas, sino abiertamente absurda), y que la gente, en su condición humana, se la suele tomar como una oportunidad para sacar rédito, lo que es realmente peligroso a la par que habitual. Siempre ha habido un talante dialogante y sonriente con los partidos nacionalistas, por ejemplo, y ahora estamos como estamos por la sistemática bajada de pantalones característica de esa "buena predisposición".
De momento se gobierna con todo colocadito, todo afable, que nada desentone, y una sonrisa de tonto adornándolo todo. Veremos qué pasa cuando comiencen los problemas de verdad, que el mundo no es cosa de bobadas y yo, personalmente, hace tiempo que estoy cansado de ellas.
Cada día me sorprendo al descubrir nuevas e interesantísimas páginas de opinión navegando por Internet, muchas de ellas bitácoras personales, nodos de información independiente que permiten múltiples acercamientos a la realidad diaria. De un vistazo te permiten estar informado de todo tipo de situaciones, problemas, dilemas y propuestas a discernir a nivel tanto local como internacional, con variados puntos de vista, apuntes, soluciones y disquisiciones dialécticas.
En una época en que gran parte de los medios de comunicación controlan la información al detalle y la adaptan a criterios de más que dudosa deontología profesional (presiones de grupos mediáticos, políticos, de poder...) da la impresión de que una visita periódica a estas páginas digitales de libre opinión y expresión puede ayudar enormemente a la creación de una conciencia crítica entre una población realmente necesitada de una opinión propia y mínimamente rigurosa.
Siendo realistas, supongo que esta posibilidad interesa a un porcentaje mínimo de la población, tal y como están las cosas, pero al menos sabemos que unos cuantos pueden encontrar cierta luz en medio de las tinieblas que señores como McLuhan, Lasswell o la Escuela de Frankfurt al completo, entre otros, pronosticaron hace ya bastantes años, y además de manera gratuita.
Aquí os dejo un par de lecturas recientes que considero interesantes. Si queréis más, sólo tenéis que pinchar en mis enlaces recomendados (a la derecha) o bucear en cualquier directorio de bitácoras de Internet. Os aseguro que merece la pena. Buen viaje.
El ministerio de Cultura está contemplando la posibilidad de aplicar un canon a las películas extranjeras dobladas para, supuestamente, potenciar la producción del cine español. El espectador pagaría este cargo por ir a ver cualquier producción no nacional y, por si fuera poco, estaría contribuyendo de manera obligada a la recaudación de fondos para un cine que no le interesa. Porque ese es el fondo de la cuestión. Si la gente no va a ver cine español es porque no le gusta, porque no es suficientemente atractivo o porque simplemente no le parece bueno, a pesar de que en ocasiones nos ofrezca verdaderas joyas. Pero de eso va la libertad de elección. Como dice Losantos que, vaya por delante, me cae bastante mal pero en esto tiene razón, "el cine español tiene un problema, y es que no le gusta a los espectadores españoles. (...) ¿Cómo castigar esta desviación del gusto?".
Pretender forzar un comportamiento contrario a la libertad individual de cada uno es una medida dictatorial, así de simple y, por asombroso que parezca, esta es la línea en que se mueven muchas de las últimas propuestas del gobierno. Uno estaría completamente despistado con la ideología que dirige los designios de su país si no fuera porque todos sabemos que apenas quedan ideologías de verdad, tan sólo dinero y votos.
En todo caso, parece que asistimos a otra brillante iniciativa de un equipo de gobierno que más parece una banda de mercachifles descabezados que cualquier otra cosa medianamente seria, porque cada día nos sorprenden con una propuesta más vergonzosa y, a la vez, más sectaria e injusta. No estaría de más que empezaran a pensar lo que tratan antes de que los ciudadanos nos escandalizáramos con cada nueva prueba de una aparente incapacidad manifiesta. Que algunos sean nuevos en esto no les disculpa para que no estudien mínimamente las medidas, su justicia, viabilidad y consecuencias antes de proponerlas. Se trata de cosas muy serias: la paridad forzada de sexos, la ley contra la violencia doméstica que discrimina negativamente y desoye los argumentos en contra del CGCJ, el IVA de los productos culturales, inviable por las estipulaciones europeas al respecto que deberían ser conocidas por quienes tratan estas cuestiones...
En realidad, todas estas medidas lanzadas a la escena política a velocidad de vértigo no son más que indignantes irresponsabilidades que responden a un ejercicio burda demagogia barata, todo medidas populares para satisfacer a la masa. Otro ejemplo: se retiran las tertulias de RNE (tertulias y debates es algo de lo que más adolece nuestra salud nacional) y se ponen en marcha programas acerca del mundo gay y de la mujer maltratada. Vamos a ver, ¿hay alguien que no vea lo abiertamente populista y demagógico que es este comportamiento? No tengo nada en contra de cualquier programa que trate ese tipo de contenidos, pero que no nos tomen el pelo.
Volviendo al tema del cine, además de lo injusto y esperpéntico de la propuesta de nuestra Ministra de Cultura, resulta que el dinero que se recaudara con este impuesto se destinaría al Fondo de Fomento cinematográfico, o sea, a los niños mimados de cierta izquierda rancia nacional organizada de los que, personalmente, estoy hasta el gorro. Los "progres de salón", que decía Umbral el otro día, una panda de titiriteros hinchados a subvenciones, de filósofos de medio pelo amigos de arrimarse a quien más les conviene que, si se dedicaran a hacer buenas películas en lugar de inflarnos a soflamas ideológicas y a todo tipo de sesgadas crónicas de la Guerra Civil de calidad más que discutible, no darían lugar a este tipo de situaciones. En fin, que si uno fuera malpensado sospecharía que con esta medida lo único que se pretende es devolver favores ideológicos, pagar los servicios prestados a la causa.
Ya sólo nos falta Maragall pidiendo más subvenciones (todavía) para el cine catalán y sus doblajes, a miembros de su propio partido desacreditándole en otras autonomías, ERC y los vascos con lo suyo... Qué esperpento de país, madre mía.
De momento los exhibidores ya han mostrado su desacuerdo con esta medida, como es lógico.
Estas son medidas para potenciar la alicaída industria del cine y lo demás son tonterías.
Ayer leí con especial gusto una nueva columna de Gabriel Albiac, que cada vez me parece más interesante. Transcribo el comienzo y el final, porque me resultaron especialmente impactantes:
"Ministros y ex ministros, que se arrojan despojos de soldados en Turquía: triste metáfora de España"
(...)
Pero veo ministros y ex ministros. Trallazos de piltrafa y ADN. Parece una estampa del Goya más negro. Y no hay perdón para quien trueca así dolor por asco".
Decía Gala lo siguiente en El Mundo:
”Estamos en días de ferias del libro. El 53% de los españoles no lee ni uno al año (...). Nuestro índice de lectores es la mitad de la media europea. Más, el 80% no ha asistido nunca a una biblioteca pública; el 90 no ha oído jamás un concierto de música clásica. ”
No es que sea santo de mi devoción, pero tiene toda la razón en este breve análisis. Puede que tengamos el mayor y mejor acceso a la cultura que se ha tenido nunca en la Historia, pero está visto que el ser humano prefiere lo inmediato, lo banal y lo sencillo.
Otro apunte interesante:
” (...) Hay países, como Reino Unido o Irlanda, en que no existe IVA para los libros. Si su rebaja es competencia de Bruselas, vayamos con la petición; negociemos y renegociemos. Se ha de demostrar amor por la cultura para que aumente. Sin ella, no hay Europa que valga.”
Puede resultar paradójico, pero ¿para qué luchar por algo que esta visto que no interesa?
No he podido disfrutar de mucho tiempo de tregua antes de volver a sorprenderme con una nueva iniciativa gubernamental chachipiruli de fomento de esa extraña idea de "igualdad" que sólo unos pocos privilegiados parecen entender. Tras conocerla, compruebo con angustia que se sigue tanteando a ciegas por un sendero mezcla de absurdo, incapacidad y, sobre todo, demagogia bochornosa.
Cada día me sorprendo al descubrir nuevas e interesantísimas páginas de opinión navegando por Internet, muchas de ellas bitácoras personales, nodos de información independiente que permiten múltiples acercamientos a la realidad diaria. De un vistazo te permiten estar informado de todo tipo de situaciones, problemas, dilemas y propuestas a discernir a nivel tanto local como internacional, con variados puntos de vista, apuntes, soluciones y disquisiciones dialécticas. 
El ministerio de Cultura está contemplando la posibilidad de aplicar un canon a las películas extranjeras dobladas para, supuestamente, potenciar la producción del cine español. El espectador pagaría este cargo por ir a ver cualquier producción no nacional y, por si fuera poco, estaría contribuyendo de manera obligada a la recaudación de fondos para un cine que no le interesa. Porque ese es el fondo de la cuestión. Si la gente no va a ver cine español es porque no le gusta, porque no es suficientemente atractivo o porque simplemente no le parece bueno, a pesar de que en ocasiones nos ofrezca verdaderas joyas. Pero de eso va la libertad de elección. Como dice Losantos que, vaya por delante, me cae bastante mal pero en esto tiene razón, "el cine español tiene un problema, y es que no le gusta a los espectadores españoles. (...) ¿Cómo castigar esta desviación del gusto?".
Ayer leí con especial gusto una nueva columna de Gabriel Albiac, que cada vez me parece más interesante. Transcribo el comienzo y el final, porque me resultaron especialmente impactantes: 
Decía Gala lo siguiente en El Mundo:
”Estamos en días de ferias del libro. El 53% de los españoles no lee ni uno al año (...). Nuestro índice de lectores es la mitad de la media europea. Más, el 80% no ha asistido nunca a una biblioteca pública; el 90 no ha oído jamás un concierto de música clásica. ”
