"Dulce esperanza mía, que, rompiendo imposibles y malezas, sigues firme la vía que tú mesma te finges y aderezas; no te desmaye el verte a cada paso junto al de tu muerte"
Parte de una canción que Cervantes incluye en su libro "Don Quijote de la Mancha".
Bocatta ha decidido retirar de las televisiones su último spot, ese en el que se hace una sátira sin mala intención del ambiente rural con una comicidad, a mi juicio, exenta de cualquier tipo de malicia. Pero siempre hay quien se lo toma todo mucho más a la tremenda, porque está en su naturaleza restrictiva o porque, simplemente, le conviene. Al parecer, esta retirada está motivada por las terribles ofensas que, según un par de sindicatos agrarios arroja este spot sobre el campo y sus trabajadores. Seguramente, masas ingentes de agricultores españoles han sentido mancillada su honra con tan desmedida demostración de vilipendio por parte de la empresa anunciadora, así que estoy completamente de acuerdo con la medida.
El tan manido Estado del Bienestar occidental tiene a veces estas cosas, qué le vamos a hacer. Si a eso añadimos la proliferación de chupatintas de producción propia y corte nacional-latino obtenemos un cóctel explosivo. Supongo que alguna otra organización de esas que velan por intereses -de otros o, fundamentalmente propios- saltará en breve a la palestra para protestar contra la utilización de pingüinos de cartón piedra en los anuncios de Renault, por entender que es ofensivo para estos animalitos, pobres, o se interpondrá una protesta formal desde la SGAE contra los anuncios de la ONCE, por ser clara competencia directa para los pseudo-artistas que amamanta en su seno a cambio de una succión continua de hematíes; entre otras cosas.
Un breve extracto del libro que terminé de leer ayer: "El Ingenuo", de Voltaire. Una denuncia de la pérdida de autenticidad y virtud que se produce en las naciones "civilizadas", escrita por un gran moralista.
"¿Cómo es posible encontrar a tantos hombres que por tan poco dinero se presten a ser los perseguidores, los satélites y los verdugos de otros hombres? ¡Con qué indiferencia inhumana un hombre, en un lugar determinado, firma la ruina de una familia, y con qué bárbara alegría lo ejecutan los mercenarios!"
Lo único importante hoy en día en lo concerniente a cualquier manifestación artística banal e inmediata, de esas que tanto se estilan con las cada vez más presentes y lamentables prácticas capitalistas occidentales, consiste en vender, en hacerse popular a cualquier precio y generar ingresos entre la masa social. Cuanto más marketing, relaciones públicas, felaciones comerciales y amiguismo, mejor. El arte se ha convertido en un producto de consumo como lo pueden ser los Bollycaos, los Triunfos o una miniatura de Beckham con su peinado de moda.
Otra cosa son las producciones artísticas de siempre que, como siempre también, pasan más bien desapercibidas, a no ser que sean reconocidas como realmente buenas, ya sea por un grupo significativo de gente no sometida a un filtro marketiniano previo específico o por críticos con criterio y ganas de mojarse (cosa no muy habitual tampoco).
Es una pena. Le oí decir el otro día a Ana Torroja que parte del problema del Top Manta, cliché muy de moda también, consiste en que ahora se saca cualquier disco a la venta, aunque sea una auténtica bazofia, y cada tres meses si hace falta, como churros. No creo que sea necesario dar ejemplos. La excusa en sí es tan mala como muchas otras que he oído al respecto, pero sí es cierto que mientras en décadas anteriores se sacaban generalmente discos mucho más pensados y cuidados, en la actualidad se saca al mercado cualquier cosa mientras venda cuatro copias entre los correspondientes cuatro mendrugos que ahora tienen un acceso mayor a los medios y, por lo tanto, al mercado.
En fin, no son más que reflexiones desesperadas de un desesperado social. Tampoco quedan apenas grandes grupos en la actualidad, qué se le va a hacer. Los actuales no hacen más que copiar de lo anterior, como sucede en el cine con los remakes: que si series de los 60, 70, 80... que si versiones de héroes del comic, "actualizar" -y generalmente destrozar- grandes clásicos... un carrusel de despropósitos en el que a menudo el arte ha mutado en puro producto mercantil. Nada más.
Esperanza tenaz
Bocatta ha decidido retirar de las televisiones su último spot, ese en el que se hace una sátira sin mala intención del ambiente rural con una comicidad, a mi juicio, exenta de cualquier tipo de malicia. Pero siempre hay quien se lo toma todo mucho más a la tremenda, porque está en su naturaleza restrictiva o porque, simplemente, le conviene. Al parecer, esta retirada está motivada por las terribles ofensas que, según un par de sindicatos agrarios arroja este spot sobre el campo y sus trabajadores. Seguramente, masas ingentes de agricultores españoles han sentido mancillada su honra con tan desmedida demostración de vilipendio por parte de la empresa anunciadora, así que estoy completamente de acuerdo con la medida. 
Lo único importante hoy en día en lo concerniente a cualquier manifestación artística banal e inmediata, de esas que tanto se estilan con las cada vez más presentes y lamentables prácticas capitalistas occidentales, consiste en vender, en hacerse popular a cualquier precio y generar ingresos entre la masa social. Cuanto más marketing, relaciones públicas, felaciones comerciales y amiguismo, mejor. El arte se ha convertido en un producto de consumo como lo pueden ser los Bollycaos, los Triunfos o una miniatura de Beckham con su peinado de moda.
